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Grupo DIÁLOGOS EN LA LÍNEA

Grupo “DIÁLOGOS EN LA LÍNEA”

- Caleruega -

 

Fundación y Misión

- En una Iglesia conciliar que se renueva -

1. Laicos en misión

La Iglesia se constituye en la misión: “Solo desea continuar bajo la guía del Espíritu, la obra misma de Cristo que vino al mundo para dar testimonio de la verdad, para salvar y no para juzgar, para servir y no para ser servido” (Vaticano II, Constitución Sobre a Iglesia en el mundo actual, n.3). Para transmitir el Evangelio la Iglesia es pueblo de Dios y a cuyo servicio hay unos ministerios.

En la Iglesia nadie es más que nadie. Todos los bautizados tenemos la misma dignidad, y todos recibimos el Espíritu para la misión evangelizadora que tiene lugar en el mundo, la entera familia humana con todas las realidades entre las que vive (Vaticano II, Constitución Sobre la Iglesia, n.32).

“Los laicos en la Iglesia son fieles cristianos que, por estar incorporados a Cristo mediante el bautismo, constituidos en pueblo de Dios y hechos partícipes a su manera de la función profética de Jesucristo, ejercen, por su parte, la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo” (Const. Sobre la Iglesia, n.31).

Jesús de Nazaret no fue un monje ni un sacerdote judío, sino un laico judío que vivió a fondo y llevó a plenitud el núcleo central de la Ley (amar a Dios con todo el corazón, con todas las posesiones y con toda la vida; y amar al prójimo como a sí mismo). Y plasmó esa experiencia, trabajando como un obrero más, construyendo la fraternidad dentro del mundo, curando heridas, defendiendo la dignidad de todos desde su solidaridad con los social o religiosamente excluidos.

Nota: Lamentablemente, a pesar de las llamadas y gestos del papa Francisco por promover al laicado y acabar con la patología del clericalismo, es difícil despertar a ese elefante dormido que es el laicado y que constituye la mayoría de los bautizados. Hay que reaccionar. Y aquí tiene sentido la acción de laicos misioneros que, siguiendo la conducta de Jesucristo, desde dentro del mundo y con una práctica secular liberadora, transmitan el Evangelio.

2.  Dar un paso adelante

Este grupo de laicos en misión ya hemos reflexionado sobre Jesucristo -confesado como Palabra, Hijo de Dios- partiendo de su conducta y de su práctica dentro del mundo y de la tradición religiosa judía. Damos por supuesto que estamos ya trabajando dentro del mundo y ahí en esa práctica debemos ser misioneros: en el matrimonio, en los medios de comunicación, en la migración etc.

Por eso parece necesario discernir los signos de esta sociedad en que nos encontramos y que deben ser llamadas del Espíritu para concretar nuestra vocación misionera dentro del mundo.

Es la incitación que nos hace Jesucristo, presente y activo en la Iglesia:

Mt 16,3: “Veis que habrá tempestad porque el cielo está rojizo y amenazador. Sabéis discernir el aspecto del cielo, ¿y no sabéis discernir las señales de los tiempos?

Vaticano II, “la Iglesia en el mundo actual, n. 11: “El Pueblo de Dios, movido por la fe, que le impulsa a creer que quien lo conduce es el Espíritu del Señor, que llena el universo, procura discernir en los acontecimientos, exigencias y deseos, de los cuales participa juntamente con sus contemporáneos, los signos verdaderos de la presencia o de los planes de Dios”.      

Caleruega, enero de 2023